El fracaso en los negocios, ¿una lápida o un trampolín?

Si eres Baby boomer, Generación X o Xennial (los Millennials definitivamente ya no tanto) te habrás dado cuenta que nos educaron (soy Xennial) con un terrible miedo al fracaso, no había cabida a equivocarte, y se debe a muchos factores, miedo a que tu vida quedara arruinada por tomar la decisión equivocada, que se convertía en LA decisión, y como obviamente somos humanos y nos equivocábamos, el resultado era ver en los ojos de tus padres esa mirada de decepción, eso era tan traumático que nos condicionó a sentirnos nefastos con los errores cometidos en la vida, fueran serios o no, de tal manera que o nos hicieron unos neuróticos perfeccionistas, o unos chambones vale-gorro de la vida («de todas formas la riego») o unos miedosos patológicos al fracaso por tanto, nunca intentaron nada.

Si no entras en esas categorías, mil felicidades ¡de verdad!, pero algo que he observado es que el miedo al fracaso hace mella y más de lo que creemos, todos conocemos casos donde la gente nunca logró nada verdaderamente satisfactorio en un área de su vida, en la pareja, en las relaciones sociales, en su vida profesional, en sus metas personales, y no se diga en los negocios, ahora viene la parte no bonita, ¿Te has dado cuenta que ese acondicionamiento se puede trabajar? ya no eres ese adolescente que tenía miedo de que sus padres descubrieran que había reprobado una materia, ya eres un adulto y el único responsable de como toma el fracaso en la vida eres tu y nadie más que tu.

Obviamente eso implica hacerse responsable,  mucha tela de donde cortar para otra entrada de este blog, pero una vez que  asumes esa responsabilidad puedes tomar el fracaso como lo que es, algo inminente en el proceso de realizar una empresa, y no me refiero a la entidad para producir $ únicamente, me refiero a la acción.

Y como acción, a poner a andar algo que ya pensaste, decidiste, elegiste y te diste a la tarea de implementar, toda persona sabe que difícilmente con el primer intento a realizar algo te va a salir perfecto, si no, intenta hacer un arroz, con eso tienes para saberlo.

Pero a que eso ya lo sabes también, es simplemente que es efecto traumático de miedo al fracaso, persiste e invade muchas áreas de nuestra vida como un hongo que se expande sin recato y buscamos poner pretextos miles para justificar el continuar en nuestros puntos  de confort.

 

Vamos a revisar algunos de esos pretextos y algunos ejemplos de empresarios que te harán pensar que son solo eso, pretextos.

 

  • El tema de la edad, ese es muy común, se piensa que la edad es una limitante cuando en realidad puede ser un excelente catalizador porque ya no estamos tonteando por la vida como cuando se es más joven, ya nuestra responsabilidad (al menos en teoría) ha invadido nuestra vida y sabemos más, quiénes somos, qué queremos y a donde vamos. Seguro habrás oído del famoso Coronel Sanders el creador de «Kentucky fried chicken», tal vez no lo sepas pero tuvo una vida llena de complejidades donde primero tuvo que ser el pilar de su madre en la crianza de sus hermanos al ser el hermano mayor, tras el abandono de su padre, luego tuvo trabajos tan variados como jardinero, bombero, ayudante en una línea de tranvías, la cuestión era sobrevivir, así se le pasaron los años hasta que cuando llegó la edad de jubilarse era un adulto mayor sin un peso y una receta heredada de su madre así que  decidió a los sesenta y pico de años vender su receta, lo intentó con alrededor de 1000 restaurantes y todos lo rechazaron, finalmente llegó a uno, y ese uno aceptó trabajar con el, después sería creador de la famosa marca y a los 75 años vendió su  restaurante por poco mas de 15 millones de dólares. ¿Aun crees que la edad es impedimento?

 

  • Dudar sobre el talento propio, evaluar nuestros talentos es muy sano pero debemos juzgarlo en función de lo que nosotros pensamos sobre el, con objetividad, si bien debemos ser realistas es necesario creer y reconocernos  en lo que nos gusta hacer, que además lo hacemos bien y creemos que podemos vivir de ello, no dejes que las dudas apaguen tu potencial, trabaja tu talento de forma que pueda mejorarse, evolucionar, identificarte, es una mezcla de talento y trabajo, si no veamos el caso de Walt Disney el cual empezó siendo ilustrador en un periódico donde lo despidieron por que «le faltaba talento e imaginación» como ilustrador periodístico no logró gran cosa, llegó a trabajar en un banco intentando ilustrar pero nunca logró destacar, hasta que cayó en cuenta que su talento estaba hecho para el negocio del entretenimiento familiar, no para ilustrar notas periodísticas o publicitarias, una vez que lo descubrió tuvo que trabajar mucho para lograr crear una de las empresas más emblemáticas, pero nunca dejó que la duda o las opiniones de los demás influyeran en su concepción de el mismo.

 

  • Pensar que el mundo de los negocios es solo para hombres, actualmente más y más mujeres incursionamos en los negocios, si, puede que aun la lucha sobre los lugares que ocupamos continúe pero puedes aportarte al mundo de los negocios, no dejes que tu sexo te limite porque en realidad la que lo limita eres tu, todo depende que tanto te la creas y trabajes por ello, si no, considera que algunas mujeres usamos como plataforma precisamente lo que para otras es el impedimento, somos madres y solo quien es madre y empresaria sabe lo que implica por un lado contestar el teléfono y revisar el horno junto con una tarea de matemáticas mientras mentalmente repasas tus pendientes laborales del día siguiente, si sabes lo que mereces no dejes que nadie te diga lo contrario, Mary Kay Ash trabajó por muchos años en una empresa cosmética, 25 para ser precisos pero estaba harta de que no se le tomara en cuenta, ni a su experiencia o propuestas, ya no digamos sus necesidades, cansada y frustrada renunció para escribir un libro dirigido a mujeres en los negocios basado en sus conocimientos empíricos y el resultado fue un plan de negocios que dio como resultado una de las empresas de cosméticos más grandes del  mundo Mary Kay, ella misma sostenía que por cada fracaso había un curso alternativo para hacerle frente a la situación, solo hay que encontrarlo.

 

  • Ingresar a un mercado que creemos saturado, esta bien, no pasa nada no todos podemos ser innovadores creando una grande red social como Facebook, o crear un concepto de venta de productos de extractos vegetales como Natura, pero no significa que no tengamos que aportar a un mercado en el que ya hay competencia, son nuestros diferenciales, es lo que nos hace diferentes en un mar de competencia, ¿Conoces un mercado más competitivo que el de los dulces? pues parece que eso no le importó a Milton Hershey quien fracasó en tres empresas dulceras antes de crear la famosa Hershey’s, y a quien no le quedaba otra que triunfar al menos porque su formación era la de impresor, no se necesita inventar el hilo negro, solo se necesita ser estúpidamente bueno en lo que sabes hacer, y eso es perfectamente alcanzable.

 

El fracaso es un peldaño hacia el éxito, no un lugar sórdido de donde no hay salida, si lo tomas como un trampolín descubrirás lo que yo entendí hace algunos años, las crisis son peligro u oportunidad, peligro de perderte a ti mismo para siempre o la oportunidad de crecer y llegar a donde tu creer merecer estar, el secreto está en insistir, persistir  y resistir.